viernes, 25 de junio de 2010

Entre nosotros

T.O: Alle Anderen

Dir: Maren Aden

Int: Birgir Minichmayr, Lars Eidinger

Alemania, 2009, 119'


Terapia de pareja

La segunda película de la directora alemana Maren Ade es una de esas cintas que no nos hablan de las peripecias de una pareja en concreto, sino que pretenden erigirse en radiografías del La Pareja, en general. Como muchas muestras de ese subgénero, se trata de una pareja de vacaciones, en un país extranjero del que desconocen el idioma. (Aquí se trata de la isla de Cerdeña, en Italia, un país muy adecuado para este tipo de ficciones; baste recordar la Sicilia de “Te querré siempre” (“Viaggio en Italia”, Roberto Rosellini, 1954) o la isla de Capri en “El desprecio” (“Le Mépris”, Jean Luc Godard, 1963). Como también suele ser habitual, se trata de una pareja de nivel económico y cultural alto. De esta manera, abstraídos de sus relaciones sociales habituales y de los problemas más prosaicos de la vida, al hombre y a la mujer no les quedará más remedio que enfrentarse al estado de su relación sin nada que les distraiga.


Aquí nos encontramos con Chris y Gitti. Al principio de la película los vemos manifestar una enorme complicidad y confianza que exuda sensualidad. Todo parece ir bien para ellos, y éste parece el verano de su vida. Él es arquitecto y espera los resultados de un concurso para la construcción de un museo. Ella trabaja en el departamento de prensa de una multinacional discográfica. Pero esa confianza y esa atmósfera idílica se romperá cuando Chris descubra que ha perdido el concurso y, llevado quizá por la vergüenza y la pérdida de autoestima que ello le supone, decide ocúltaselo a Gitti. A partir de ahí los dos se verán obligados a confrontar sus aspiraciones en la vida, y lo que cada uno espera de la otra persona. Como podemos suponer, no pasarán un rato agradable.



El ejercicio cinematográfico es de alto riesgo: dos horas siguiendo a dos personajes mientras discuten, se seducen, se pelean, se gritan o se mantienen en silencio. Aden sale airosa principalmente gracias a los dos intérpretes principales: Birgit Minichmayr (premiada en Berlín pos su papel) y Lars Eidinger ponen toda la carne en el asador a la hora de sacar a la luz las entrañas de sus personajes, y la cámara de Aden los escruta con precisión para mostrarnos en cada momento que está pasando por sus cabezas. Es cine a pequeña escala, pegado a la piel de los personajes, y que requiere de una gran capacidad de atención por parte del espectador, pero que recompensa aunque sólo sea a través de la atención a los pequeños detalles expresivos que despliegan dos intérpretes completamente identificados con sus personajes.