viernes, 9 de mayo de 2014

El viento se levanta


T.O:  風立ちぬ
DIR: HAYAO MIYAZAKI
ANIMACIÓN, JAPÓN, 2013, 125' 
 
Cuando los temibles cazas Zero sobrevolaban Shangai, el joven James Graham Ballard corría a contemplarlos gritando lleno de admiración y asombro, aunque aquellos artefactos volasen para destruirle a él y a su familia. Lo cuenta en El imperio del sol, sus memorias de la segunda guerra mundial, Christian Bale recreó ese recuerdo del escritor en la versión cinematográfica  que dirigió Steven Spielberg. ¿Se puede descubrir belleza en una máquina creada para la muerte? Los cazas Zero japoneses fueron los mejores aviones de combate en el periodo entre 1940 y 1943: rápidos y ágiles, fueron creados para lograr la máxima eficacia de ataque; la seguridad de los pilotos no tenía ninguna importancia para el ejército del emperador. Fueron las herramientas con las que se llevó a cabio el ataque a Pearl Harbour y con las que los pilotos kamikaze se precipitaban hacia la muerte en sus misiones suicidas. Con ellos, Japón pudo prolongar durante algunos meses las insensatas esperanzas imperiales de su gobierno militar. Para Hayao Miyazaki, como para tantos hombres japoneses de su generación, la relación con la memoria de la segunda guerra mundial y con su artefacto más famoso es ambivalente. “Japón fue a la guerra por estúpida arrogancia, causó problemas en todo el este de Asia y como resultado, causó su propia destrucción (…) Pero de toda esta historia de humillación, el Zero representó una de las pocas cosas de las que los japoneses podemos estar orgullosos.  Había 322 cazas Zero al principio de la guerra. Eran una presencia formidable, y lo mismo ocurría con los pilotos que volaban en ellos.”

    El maestro de la animación japonesa siempre ha evidenciado una gran fascinación por las máquinas voladoras. En sus fantasías, pueden ser presencias benignas o artefactos portadores de destrucción, que imponen su poder desde una altura inalcanzable para unos personajes reducidas a la insignificancia. En la primera escena de El viento se levanta, Jirō, un niño japonés de unos diez años, se encarama en sueños al tejado de su casa para hacer volar un pequeño avión de madera. El artefacto vuela de manera ágil y rápida hasta que una enorme aeronave oscura y metálica aparece tras la nubes para lanzar unas bombas de aspecto antropomórfico que lo harán pedazos inmediatamente. Jirō despierta antes de precipitarse al suelo. Este niño japonés de tendencias soñadoras sabe que nunca podrá pilotar un aeroplano: su miopía se lo impide. Pero utiliza un diccionario para comprender revistas americanas de aeronáutica y sueña con crear sus propios aviones, como su ídolo, el ingeniero italiano Caproni. Su figura se le aparece en sueños en los que conversan sobre las alas de sus aviones. “Los aviones no son para la guerra, ni para ganar dinero”, le dice a Jirō este maestro soñado “Los aviones son sueños hermosos”. Pero si cada sueño tiene su reverso de pesadilla,  como el pequeño Jirō descubre enla secuencia que da comienzo a la película,  el sueño de volar porta en sí mismo la posibilidad de la caída, el terror de precipitarse al vacío envuelto en llamas. 


El protagonista de la película pasa gran parte del metraje volando en sus sueños.
  Jirō tiene un referente real, el ingeniero aeronáutico Jirō Horikoshi, verdadero responsable de los famosos aviones de combate japoneses. Pero El viento se levanta también se inspira en la novela del mismo título de Tatsuo Hori, publicada en 1937 y que se centra  en un pequeña sanatorio para enfermos de tuberculosos. Miyazaki ha declarado que el personaje principal de su película es una combinación entre el verdadero Horikoshi y el autor de la novela  (La historia de amor entre el protagonista y una joven enferma de tuberculosis, una relación totalmente ficcional, revela de manera más clara la huella de la novela de Hori en la película, además de aportar generosos pasajes de alto melodrama). Otras inspiraciones no declaradas quizá toquen al cineasta más de cerca: el padre del director, Katsuji Miyazaki, fue un ingeniero aeronáutico que participó en el diseño del timón de los cazas Zero, Por otro lado, su madre sufrió una tuberculosis vertebral que la mantuvo postrada en la cama entre 1947 y 1955. Aviones de guerra y tuberculosis forman parte de la memoria personal de Miyazaki, que nació en 1941 y afirma que sus primeros recuerdos que tiene son los bombardeos aliados sobre Japón, que presenció a los cuatro años y que sin duda han dejado huella en sus creaciones.

    El personaje, por tanto, no responde a una investigación histórica, sino que se trata de una creación del director, filtrada por sus recuerdos personales. Jirō Horikoshi aparece retratado como un soñador ensimismado, alguien capaz de abstraerse en la curvatura de una espina de pescado mientras el mundo que le rodea pasa a su alrededor sin afectarle demasiado. No parece demasiado consciente de los agitados acontecimientos históricos que vive su país, arrebatado por el impulso de crear artefactos voladores, más pendiente de los sueños que de la vida real, en la que se muestra especialmente ingenuo. Su perfil de genio abstraído nos puede hacer pensar en el síndrome de Asperger, un trastorno autista leve que dificulta la comunicación y las relaciones personales, pero posibilita una enorme capacidad de concentración en tareas intelectuales (Hideaki Anno, el director de animación que presta su voz al personaje, ha sido diagnosticado con ese trastorno). Miyazaki le sitúa recorriendo los acontecimientos más importantes sufridos por Japón en su época: el terremoto de Kanto de 1923, la gran depresión, el auge del imperialismo militar y finalmente el estallido de la segunda guerra mundial. 




    La biografía de un ingeniero aeronáutico no es el argumento más típico del cine japonés de animación: Miyazaki explota las posibilidades del género para narrar lo que en realidad es un clásico melodrama histórico. En esta película no aparecen criaturas fantásticas, ni los mágicos procesos de transformación que han hecho célebre al animador japonés, pero la expresividad plástica de la animación no está desaprovechada: Jirō Horikoshi pasa gran parte de su tiempo en el espacio de su imaginación, un espacio elástico en el que las leyes de la física dejan de tener sentido. En sus sueños, el protagonista comparte conversaciones con un maestro que nunca conoció, pilota aviones a pesar de ser corto de vista y se pasea por las alas de los aeroplanos sin perder el equilibrio. En la vida real, la gravedad conserva sus efectos y elevarse del suelo tiene riesgos. La transición entre la realidad y los sueños se difumina en esta película, de manera que los sueños pueden trasladarse a la realidad, pero arrastrando con ellos su reverso de pesadillas.

La tensión entre el idealismo del ingeniero y la utilización violenta de sus creaciones es la tensión dramática que unifica la película: la pureza de sus intenciones se desvanece cuando pasan de su mente a la realidad. El viento se levanta es una obra maestra problemática, que revela la complejidad del pensamiento de su creador. “¿Prefieres vivir en un mundo con pirámides o en un mundo sin pirámides?” le pregunta Caproni en uno de sus sueños. Como las pirámides, los cazas Zero fueron un instrumento de poder, ensamblados en campos de prisioneros y utilizados para perpetuar la violencia. Miyazaki es un pacifista que tiró a la basura todas sus maquetas de aviones de guerra tras conocer el verdadero coste de la contienda, aunque volvió a  comprarlas años después, a un precio mucho más elevado: no pudo evitarlo, aunque sus sentimientos respecto a esos artefactos habían cambiado. “El amor por el armamento es a menudo una manifestación de infantilismo en un adulto, una muestra de falta de autoestima”. Pero la película termina en el terreno de los sueños, exhibiendo la fascinación de Miyazaki por la creación de su personaje. Aunque al final el director se rinda a su fascinación por los artefactos voladores, la película deja muchas preguntas en el aire, sobre la belleza de la violencia o sobre la posibilidad de la pureza de los sueños ante la crueldad del mundo real.